Iniciamos esta apasionante serie de vidas extraordinarias, la de los santos, que sin duda alguna nos enseñarán cómo amar a Dios sobre todas las cosas, al prójimo y a nosotros mismos. No serán una biografía sino un breve pincelazo de una obra maestra que el Dios, el Artista, supo bien realizar. Queremos resaltar sobre todo su sencillo “Sí” al llamado de Cristo a seguirle y además contemplar la respuesta generosa y confiada de estos hombres como tú y como yo. Muchos son los caminos de santidad, pero uno solo es el Puerto de llegada: Cristo nuestro Rey. Iniciamos con un santo divertidísimo: ¡San Juan Bosco!

  1. UN SANTO PARA SU TIEMPO.

San Juan Bosco nace 30 años después de la Revolución Francesa. El clima que vivió fue de aversión a lo religioso con las consecuentes persecuciones a sacerdotes y religiosos. Muchos “querían matar a Dios” con posturas ideológicas. En fin, un ambiente adverso y anticlerical. Y en medio de ese clima, Juan siente el llamado de Dios a seguirle, a ser parte de la solución y no quedarse de brazos cruzados. El valiente y generoso testimonio de varios santos de la época como San José Cottolengo – el santo de los enfermos incurables- ayudó a abrir su alma al Señor con alegría, confianza y generosidad.  Ese mismo santo le dirá en alguna ocasión respecto a su hábito, como profecía: “Es una tela muy ligera. Busca una tela más resistente porque muchos jóvenes se colgarán de este hábito”. Dios también a quien llama le invita a ser parte de la solución a tantos problemas de personas y del mundo. Por eso no es indiferente haya o no un sacerdote menos en el mundo: el sacerdote es instrumento de salvación, puente entre Dios y los hombres, causa de la felicidad de muchas personas…

  1. “EL PADRE QUE ESTÁ SIEMPRE ALEGRE”.

Cada uno de los santos es una obra única e irrepetible de Dios N. S. Todos, con sus debilidades y defectos, muestran que la fuerza de Dios es omnipotente y capaz de transformar corazones duros en corazones de carne que amen como Él ama. Y San Juan Bosco no es le excepción. Muchos testimonios de su tiempo lo refieren como “el padre que está siempre alegre”, que tiene siempre una sonrisa bondadosa en sus labios, que posee el atractivo de Jesucristo que hacía que los niños se acercaran a Él… ¡Definitivamente era un cura alegre y entregado! Vivió su vocación con entrega generosa y eso le producía esa felicidad y alegría que el mundo no puede dar. Si Dios realmente te llamara al sacerdocio, ¿qué cualidad resaltaría en ti ante los demás? Contemplándote ahora como eres, ¿podrías decir que transmites paz y alegría? ¿Tu personalidad actual “atrae” a las personas y quieren estar contigo o por el contrario te rehuyen? Quien es llamado por Dios debe anhelar imitar las virtudes de Cristo y de los santos que a su vez lo imitaron. San Juan Bosco nos invita a ser alegres en un mundo con rostros de tristeza, de incertidumbre… nos invita a ser la sonrisa de Dios. También San Pablo en su carta a los filipenses (Fil. 4, 4-5) lo recomienda a los primeros cristianos: “Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad siempre alegres. Que vuestra bondad sea conocida por todos los hombres”.

  1. UNA ALEGRÍA QUE TRANSFORMA VIDAS

En la audiencia del Papa Francisco el 30 de enero del 2019, decía que San Juan Bosco “¡era un buen cura!” y ha indicado que él “sabía cómo hacer sentir el abrazo de Dios a todos los jóvenes que conocía, ofreciéndoles una esperanza, un hogar, un futuro”. La personalidad que tenía Don Bosco era al servicio de la misión y no para atraer sobre sí los reflectores de la fama. Cuando el Señor da un regalo es para ponerlo al servicio de la comunidad y la misión. Esa intuición de Don Bosco de “conectar” fácilmente con el corazón del hombre era para ganarlos para Cristo, y como San Pablose hacía todo a todos” (Cf. 1 Cor. 9, 19). El anhelo del santo era transformar vidas, que no quedaran indiferentes al paso de Dios por sus vidas. ¡Eso es celo apostólico apasionado! El sacerdote está llamado a ser instrumento que cambie vidas, que convierta corazones de piedra en corazones de carne (Cf. Ez. 36, 26-28). Por ello es importantísimo que desde el seminario aprenda a formar un corazón alegre y bondadoso, además de otras virtudes humanas y espirituales, pues es la tarjeta de presentación ante las personas a su alrededor. Debe ser capaz de transmitir el amor de Cristo y que las almas sientan el atractivo de ese Señor que quiere hacer maravillas en ellos.

¿Tú consideras importante la formación humana de excelencia como medio de evangelización? ¿Eres consciente que Cristo, el Hombre nuevo, ha venido al mundo para enseñarnos cómo ser hombres, especialmente al sacerdote?

ORACIÓN COLOQUIO.

Señor mío, concédeme por la intercesión de San Juan Bosco, la alegría y bondad para vivir esta inquietud vocacional que has puesto en mi corazón. Enciende el fuego de tu amor para que, si me llamas a ser tu sacerdote, lleve muchas almas a ti. Y como oraba San Juan Bosco, concédeme la gracia de estar listo para el sacrificio, ser amable y nunca desagradable pues quiero ser bueno y requiero valentía. Amén.

PROPÓSITOS QUE AYUDAN AL DISCERNIMIENTO.

  • Reflexionaré en dos aspectos de mi personalidad que debo mejorar para formar un carácter de bondad y alegría. Los practicaré especialmente esta semana.
  • En esta semana, buscaré cada día hacer un acto bueno al prójimo y lo ofreceré por los niños y jóvenes huérfanos.

 

Autor: P. Sergio Salcido Valle, LC.

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