Cuando un joven siente la “espinita vocacional” suele tener varias reacciones ante la posibilidad de una vocación al sacerdocio o la vida consagrada. No “entra” en sus planes a primera instancia. Dios es un “provocador”: pasa a la ribera de nuestra vida, se insinúa, da curiosidad… en definitiva, ¡llama a sus soldados! Y entonces es preciso orar, pedir luz, analizar tu vida de cara al Señor, no temer al Dios de la felicidad… de tu felicidad.  Este pasaje nos muestra el encuentro de Jesús con dos de sus apóstoles.

  1. ¿QUÉ BUSCA TU CORAZÓN?

Todos nosotros queremos ser felices en esta vida… ¡y en la eterna! Y a pesar que el mundo nos ofrece muchas “felicidades menores” nuestro corazón no estará quieto hasta que descanse en Él, el Dios te la Felicidad verdadera. Dios es tu felicidad y por tanto su plan sobre ti.

 

Los apóstoles comenzaron a seguir a ese Jesús que pasaba porque tenían una inquietud en sus corazones. Presentían algo al verle, su corazón se “emocionó” pues percibían la respuesta que recibirían ante sus deseos de plenitud. Tú también pregúntate: ¿qué busca tu corazón en esta vida? ¿Éxitos personales, bienes materiales y una vida resuelta que suelen pasar como la paja en el viento? ¿O buscas una plenitud que trasciende esta vida y continua en la vida eterna, algo que no desaparezca cuando tú ya no estés en este mundo? ¿Por qué no te sientes pleno teniendo universidad, novia y amigos, una excelente familia, posibilidades laborales…? Es una pregunta importante a responder ahora que sientes esa misma inquietud de los apóstoles.  ¿Qué buscas tú en la profundidad de tu corazón?

Ojalá que tu respuesta sea como la del salmo 42, 3: “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿cuándo iré a contemplar el rostro de Dios?”. Pídele a tu Padre Dios que te indique cómo saciar tu corazón.

 

  1. “VENID”: BUSCAR significa DAR PASOS.

La respuesta de Jesús ante la pregunta de los apóstoles es “Venid”, es decir, ellos mismos tienen que descubrir qué es lo que sucede en sus corazones inquietos. Es necesario dar unos pasos, seguirle, invertir tiempo con seriedad, preguntar a quien sabe… Quien busca encuentra, decía Jesucristo (cf. Lc. 11, 9). No tengas miedo de abrir tu corazón a alguien que pueda ayudarte a discernir tu vocación. Dios quiere tu felicidad, aquí en la tierra y luego en la vida eterna junto con Él.  Si tú no das pasos hacia Jesús para verle, nadie más los dará por ti. Tú eres el protagonista de tu vida, eres tú quien quiere ver qué hay en tu corazón; eres tú quien debe descubrir para qué está en este mundo y cuál es tu misión (vocación).

Dios invita, pero no fuerza. La libertad es lo único que Dios no nos puede tocar pues de lo contrario seríamos esclavos o robots. El Señor quiere corazones libres y generosos para amarle y seguirle con alegría a pesar de las cruces de la vida. ¿Estás dispuesto a VER? ¿Aún hay reticencias en tu corazón? ¿Aún no confías en ese Dios que es Amor?

 

  1. “… Y VERÉIS”: LA ALEGRÍA DE ENCONTRAR RESPUESTAS, DE ESTAR Y SER DEL SEÑOR.

La promesa de Jesús es clara: quien busca, encontrará. Él no es un Dios de incógnitas eternas sino de certezas verdaderas y por ello te las irá mostrando a su debido tiempo. Esas respuestas son las que buscan tu alma y tu corazón. La respuesta de tu vida y tu vocación la encontrarás, pero debes primero VER y BUSCAR.  Debes confiar como San Pablo (2 Timoteo 1, 12): “sé en quien tengo puesta mi confianza”. Quien te está provocando la inquietud vocacional es un Dios que es Amor, que es tu Amigo fiel, tu Buen Pastor, que quiere que estés con Él en la casa del Padre, quien padeció y murió por amor hasta el extremo por ti… ¡por ti! ¿Cómo no confiar en ese que te dice “Venid y veréis”?

Los apóstoles se acordaban hasta de la hora del encuentro con Cristo. Estaban tan felices y plenos de haber estado con Jesús aquél día. Y es que ESTAR con Jesús, SER de Jesús no deja a nadie indiferente sino pleno. Nadie en el mundo ha dicho que no ha valido la pena seguir a Cristo, múltiples testigos lo confirman: mártires, santos, sacerdotes y religiosas, cristianos convencidos… Dios es la respuesta a la búsqueda de trascendencia del corazón.

Los ojos de los apóstoles VIERON a Jesús: su estilo de vida, su bondad desbordada, su corazón palpitante en la oración al Padre, su misericordia para los demás, su celo por todas las ovejas del redil… ¡Y eso les conquistó! Vieron en Jesús el modelo a seguir, la vida del Hombre-Dios vivida a plenitud. ¿Te atrae ese estilo de vida? ¿Te animas a IR para VER? ¿Qué ves en Cristo: sólo cruz y pesadez en su seguimiento; o plenitud y recompensa?

 

ORACIÓN COLOQUIO.

Señor Jesús, gracias por pasar a la ribera de mi vida y hacerme escuchar tu llamado. Tengo miedo pero confío en tu plan de felicidad para mí. Indícame tú los pasos que debo dar para saber con certeza, en el tiempo que Tú determinas, lo que quieres de mí. Quiero seguirte con un corazón confiado y quiero verte con una mirada distinta. Abre mi pobre corazón a tu gran bondad y enciende en él un amor tan grande como el tuyo hacia mí. Amén.

 

PROPÓSITOS QUE AYUDAN AL DISCERNIMIENTO.

  • Reflexionar sobre los momentos “vocacionales” a lo largo de mi vida.
  • Analizar cómo ha estado mi generosidad: ¿he ido y visto en esos momentos o me he encerrado en mis “pequeños planes”?
  • Abrir mi corazón cada vez que perciba que Dios me invita a IR y VER…
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