Need Prayer? We’ll Pray For You!

Need prayer? We would love to pray for you. You can send us a message for prayer.
send us a message
the church

We are a church that believes in Jesus &
loves God and people

We are a church that believes in Jesus, a church that loves God and people. Overwhelmed by the gift of salvation we have found in Jesus, we have a heart for authentic worship, are passionate about the local church, and are on mission to see God’s kingdom established across the earth. We are a church that believes in Jesus, a church that loves God and people.
what we do

Our Mission

video institucional

Centros vocacionales

main goal

Our goal - to reach the victims of people who today are under the oppression of evil people, who for various reasons were in the power of darkness.Aaron GreenMajor Pastor

People in the service

Our Team

P. Ricardo Arriola, L.C.

Centro y Sur de México

Guillermo Campillo Téllez

Norte de México

P. Marcos Salazar, L.C.

Nuevo León y Norte de México

Join Our BibleStudy Group!

We invite anyone and everyone to attend our Sunday gatherings to study bible together.
church media

Recent Series

testimonials

People’s Stories

“La vuelta de la vida”, P. Kohn Klein, L.C.

El verano se convirtió en un momento especial de catequesis familiar para nosotros. Fue en estos meses de verano que mamá nos llevaba periódicamente a la Adoración los viernes por la noche, aunque a veces tenía que llevarme pataleando y gritando a mis amigos del vecindario.

“Bendice mi alma, Señor”, P. Antonio Lemos, L.C.

Padre, tengo que hablar con usted ahora. Entonces, él me respondió, ahora estoy un poco ocupado, ¿te parece en otro momento? Y con una gran convicción respondí: Padre, es de vida o muerte. Él al escuchar mi comentario, quedó pálido y asustado, entonces aceptó hablar conmigo en ese mismo momento.

P. Sergio Espinoza, L.C.

Dirigiéndose a los ordenados el Cardenal les dijo que su vocación “es un don para los demás: para la Iglesia, para la salvación del mundo”.

Y también les señaló: “Queridísimos jóvenes, hoy alcanzáis la meta de vuestra vocación. Una meta imposible para los esfuerzos y las fatigas humanas, aunque éstas se requieran y en modo perseverante. […]

Para vosotros ha sido una decisión que habéis madurado durante muchos años delante de Dios y de vuestra conciencia, ayudados por el consejo de vuestros superiores; en la oración asidua, para tener la luz necesaria y el conforto de la fuerza del Espíritu Santo”.

H. Ricardo Galicia, pcLC.

Señor, que se haga tu voluntad, no la mía, y si tu voluntad es que yo sea sacerdote, aquí estoy”

Esto fue lo que me dijo mi director espiritual cuando le dije que quería ser sacerdote, me dijo:

– ¿Cómo?

Le dije: “Sí, quiero entrar al seminario”. Me preguntó: “¿Y tú crees que Dios quiera eso de ti?”

Le contesté: “Pater, el jueves pasado en la hora eucarística los dos que dieron las reflexiones hablaron sobre qué era lo que Dios quería de cada uno de nosotros, y pues me puse de rodillas para reflexionar y escuché, igual como tú me estás escuchando, una voz que me dijo: Sé Sacerdote”. Me di la vuelta y no vi a nadie, entonces me asusté y me senté, pasaron como dos minutos y me volví a poner de rodillas y volví a escuchar la misma voz que me dijo lo mismo: Sé Sacerdote. Pero no era una orden era como si te dijeran: ándale, anímate, se sacerdote. Y no fue una voz que conociera, era una voz súper bonita, súper dulce y tranquila. Entonces entendí que quizás eso es lo que Dios quiere de mí. Luego le dije a mi mamá y pensó que era broma, se empezó a reír. Luego le dije, “en serio yo quiero entrar al seminario”, me miró, empezó a llorar y me dijo, “yo te apoyo, si tú quieres, yo también quiero”.

El padre se me quedó viendo y me dijo:” Todos los días cuando te levantes di: Señor que se haga tu voluntad no la mía y si tu voluntad es que yo sea Sacerdote, aquí estoy”.

Luego, me platicó que no iba a entrar de golpe a usar sotana y nada de eso, me dijo que había algo llamado Centro Vocacional o Apostólica y que en México había cinco. Me explicó que el Centro Vocacional es un lugar a donde chavos de secundaria y prepa que sienten que Dios los llama al sacerdocio, conocen la vocación y buscan entenderla. Me preguntó si quería conocer una Apostólica y le dije que sí.

Al día siguiente, sabía que le iba a tener que decir a mi papá, pues no le había dicho por miedo a cómo iba a reaccionar. En la tarde, cuando volvió del trabajo, me mentalicé y le comenté que tenía la intención de ir al seminario. Inicialmente se opuso. Pero al día siguiente, después de platicar más profundamente e insistir en que me parecía que es lo que Dios espera de mí, se me quedó viendo como por quince segundos que se me hicieron eternos, empezó a llorar, y fue algo súper impactante para mí pues nunca había visto llorar a mi papá y me dijo: “Pues si Dios es el que quiere ¿quién soy yo para decirle que no puede verdad?”.  Y así conseguí que mi papá me apoyara.

Un día fue un padre a mi reunión semanal con mi equipo del ECYD y me dijo que quería hablar conmigo. Fuimos afuera de la capilla y me dijo que él trabajaba en la apostólica de León y empezamos a platicar de la vocación:  él me platicó como fue la suya, me enseñó un video de cómo era la vida en la apostólica y ese mismo día después de mi reunión de equipo le dije a mi mamá que viniera toda la familia a recogerme. Ahí les dijo el padre habría una convivencia en la apostólica el siguiente domingo y que podíamos ir. Llegó el domingo y fuimos a León, llegamos a la apostólica y participamos de una misa muy bonita, escuchamos la orquesta de los seminaristas, y después el Padre Joel nos dio un recorrido por la apostólica. Vi a los seminaristas y pues me sorprendió que estuvieran siempre alegres, animados, súper serviciales, que jugaran, bromearan. Me fui muy contento de haber conocido ese lugar.

Dos semanas después me invitaron a conocer la apostólica de Monterrey y fuimos un fin de semana a quedarnos allá con mis abuelos, tíos y primos que viven en esa ciudad, conocí la apostólica y me sorprendió demasiado ver lo mismo que en León: chavos de mi edad súper alegres, activos, deportistas, inquietos como cualquier muchacho, pero sobre todo alegres.

Ese mismo fin de semana me invitaron al cursillo en León y en Monterrey. Yo no sabía lo que era el cursillo. El Padre Joel me explicó que es ir a la apostólica y vivir un mes como los apostólicos (que es como llaman los seminaristas) para descubrir si te gustaría ser uno de ellos. Decidí ir a la apostólica de Monterrey pues ahí tengo más familiares que en León (yo soy de San Luis Potosí).

Fui al cursillo que empezó el 16 de julio y todo fue mejor de lo que yo creía que iba a ser. Durante el cursillo aprendí a rezar, conocí muchos chavos que se hicieron mis amigos de verdad.  Todos buscábamos mejorar como personas, teníamos deporte diario, igual que la misa cotidiana, ser ordenado, íbamos de paseo, etc.

Se acabó el cursillo, vino mi familia de San Luis Potosí. Ellos pensaban que no iba a aguantar vivir un mes como seminarista y creían que iba a decir que no me quería quedar. Cuando les dije que decidí entrar a la apostólica se sorprendieron bastante, lloraron, se alegraron, rezamos todos juntos, nos despedimos y se regresaron a San Luis.

Al principio sí se me hizo muy difícil dejar a mi familia, pero puedo decir con toda tranquilidad que estos años en la apostólica han sido los mejores años de mi vida. Llevo tres años como alumno y las ganas de seguir no se pierden, siempre se hacen más grandes. Cuando tengo la oportunidad de ir a mi casa mi papá me pregunta: “¿Oye, y tú sigues queriendo estar ahí, no se te ha quitado la emoción?”. Y le digo, que sí. Él me pregunta: “¿Por qué? ¿Qué te gusta de ahí?”.  Yo le respondo: “Quiero seguir porque cada vez voy conociendo más a Jesús y voy entendiendo mi vocación, todo me encanta, me encanta que pueda vivir en un lugar tan hermoso, me encanta que todos nos apreciemos, cuidemos, recemos por nosotros, vivir con chavos de mi edad que están interesados en lo mismo que yo y que me ayudan a lograr lo que quiero, me encanta estar tan cerca de Cristo y aunque esté lejos de ustedes siento que siempre están conmigo cuando rezo, cuando juego, cuando hablo de ustedes, y por eso quiero seguir en la apostólica”.

Le agradezco a Dios la oportunidad de seguirlo por este camino, le agradezco la fortaleza, la perseverancia, la alegría y todo lo que me ha regalado en estos últimos tres años de mi vida. Le quiero dar gracias a mi familia por todo lo que hacen por mí, por sus oraciones, por su apoyo, por su amor.

H. Juan Pablo Martín del Campo, pcLC.

“Un año y vámonos”

Soy Juan Pablo Martín del Campo Cueva y soy originario de Irapuato, Guanajuato. Soy el tercero de tres hijos.

Cuando estaba pequeño y hasta la fecha, siempre me han gustado las cosas religiosas y me interesaba por conocer el actuar de Dios. Mi hermano Raúl entró al seminario y cada vez que lo visitaba, me llenaba de emoción y sentía mucha paz y alegría al ver a todos esos adolescentes y jóvenes contentos y llenos de ilusión. Desde ese momento, surgió en mi un fuerte deseo de entrar a ese lugar costase lo que costase.

Tiempo después un sacerdote legionario visitó mi salón y nos lanzó una invitación para conocer el seminario, con el fin de conocer de cerca el estilo de vida de estos jóvenes. Yo estaba súper emocionado por entrar, ya no aguantaba las ganas, pero solo me faltaba una cosa: pedirle permiso a mis papás; llegué a mi casa e inmediatamente fui con ellos y les platiqué de la idea, a ellos como que no les gustó mucho y me dijeron que lo tendrían que pensar. A decir verdad, esto me entristeció un poco pero pensaba: “probablemente vean que ir al seminario me servirá demasiado esté donde esté y así me dejarán ir”. Todos los días, al llegar del colegio les preguntaba que si ya habían tomado una decisión, al final, por tanta insistencia me dijeron que sí,  pero hasta que tuviera mayor capacidad de tomar mis propias decisiones. Tenía 10 años,  era evidente para mis papás que no estaba listo todavía, el tiempo y las circunstancias hicieron que me enfriara en mi decisión.

Un año después, recordando este período pensaba que hubiera sido muy tonto de mi parte si me hubiese ido al seminario, para ser cura y desperdiciar así mi vida, entonces ahí fue cuando sentí un agradecimiento a mis padres por no haberme dejado ir. En realidad lo que me pasaba es que estaba obsesionado por tener una novia súper bonita, por ir a todas  las fiestas que pudiese, de hacer planes para cuando estuviera más grande, de comprarme un coche con mis propios méritos, y bueno, según yo, ya tenía “toda mi vida planeada”. En ese momento, que me estaba acordando que yo quería ser padrecito, yo estaba en el patio del colegio pues estábamos en receso y la madre Alicia me llamó y me dijo que ya se había enterado que yo le estaba “tirando los perros” a una niña más grande que yo y su mamá se había quejado con la madre. Esto en verdad era una mentirota porque ni siquiera le hablaba mucho a la niña y en mi interior estaba un poco enojado y pensé que sería mejor que me alejara un añito de todo esto y entrara al seminario, total, terminaría saliendo poco tiempo después pues era la época de los XV´s y del pasarla bien con los amigos.

Yo ya estaba decidido a irme para segundo de secundaria y salirme al año siguiente, esto se lo conté a todos mis amigos y conocidos y finalmente se lo conté a mis papás para que me dieran permiso y como vieron mi insistencia optaron por dejarme ir.  Y se llegó el día, me despedí de todos con una particular alegría, sin saber que estaba por comenzar la mejor aventura de mi vida y sin conocer siquiera un poquito todo lo que Dios me iba regalar.

Ya son 3 años y medio y el “un añito y nos vamos” se ha vuelto una experiencia maravillosa de encuentro con Jesús que no cambio por nada en el mundo. Después de estos años de formación y discernimiento puedo decir que no hay que tener miedo a que Dios toque la puerta de tu vida. Cristo llama a quien Él quiere,  y puede llamar en diversos momentos de la vida y de muchas formas. A mi me llamó en mi adolescencia y no siento haber desperdiciado los mejores años de mi vida, porque Cristo me ha dado todo lo que yo necesitaba. Todavía no se si Cristo me pide que sea sacerdote, pero estoy abierto a lo que Dios me pida en este momento. Cristo no solo vale la pena, vale la vida entera.

desde el blog...

Artículos y noticias

What’s New?

“Jesus Followers” a new book from Christain Green

The spirit of sisterhood is seen and felt in the fervent prayer of thousands of girls who faithfully uphold nations where injustice and darkness rage out of control. It is seen and felt in young women being inspired by the wisdom and grace of their mothers and the women ahead of them in this journey of life.

¡Recíbenos en tu correo!

Contact / Location

Contact info

123-456-7890
123, New Lenox, Chicago IL 60606
info@yoursitename.com

Gathering Times

Saturday:
5:30pm

Sunday:
8:00am, 9:15am, 11:00am

Events / Calendar